sábado, 15 de agosto de 2015

"Las cosas siempre pasan por algo"… ¿Qué quieren decir con eso?


Cuando estamos en alguna situación complicada, de la que no podemos explicarnos de dónde viene, porqué pasó… ¿por qué a mí? Y estamos inmersos en el agobio que esta nos provoca, llega alguien a decirnos la típica frase: “Todo pasa por algo” y nos puede generar incluso más enojo o frustración al no comprender el fondo de ninguna de las dos cosas.


Yo soy de las que lo dicen, pero con una diferencia, yo digo: “Todo pasa para algo”.


Cada una de las cosas que se nos presentan en la vida, hasta las que parecen más insignificantes tienen un objetivo: que aprendamos algo de ellas. Si analizamos un poco cómo se va desarrollando un niño pequeño, al que se le va explicando todas y cada una de las cosas que le pueden pasar si hace o no tal o cual cosa, las consecuencias que pueden suceder a partir de ello y crece fortaleciendo su inteligencia; es exactamente lo que pasa con nosotros, o mejor dicho, sigue pasando con nosotros, pero con la diferencia de que ya somos más grandes y lo hacemos regularmente solos.


El típico ejemplo: a una niña que se acerca a ver la flama de una vela, su mamá instantáneamente la apartará de ella explicándole que si la toca puede quemarse y le dolerá mucho (cuando menos), pero la chiquita no tiene idea de qué significa quemarse, pues no ha tenido la experiencia, entonces, por más que le digan que no lo haga, su curiosidad la llevará a hacerlo, y no es, sino hasta que sucede que aprende que es algo que puede causarle daño y por lo tanto deja de hacerlo. ¿Para qué se quemó? Para que aprendiera esa lección: -si tocas el fuego, te quemas-.

Mientras crecemos vamos experimentando cosas semejantes y entonces empezamos a formar un criterio propio de lo que está bien y lo que no, porque entendemos las consecuencias de nuestros actos. 


Así, todo lo que nos pasa, nos va enseñando lecciones en distintos niveles, porque obviamente mientras más aprendemos de lo que vivimos, las enseñanzas son cada vez más avanzadas/grandes/complicadas. 


Pongámoslo ahora en un contexto como adultos, con algo más o menos sencillo: como que un hombre lleva mucho tiempo sin trabajo. Alguien  le dice que está en esa situación para algo… quizás en ese momento no pueda verlo, analizarlo o percibirlo, pero al verse acorralado por las consecuencias naturales que el no tener dinero conlleva, busca maneras diferentes de solucionarlo y sin ser totalmente consciente de eso, empieza a utilizar su creatividad y los conocimientos que ha ido adquiriendo a lo largo de su vida. Busca en su mente las cosas que ha hecho, que le dieron resultados positivos, sin contar con que quizá sea una persona que ha estudiado, leído, que como sea que haya sido, se ha llenado de herramientas (que tal vez en algún momento pensó que eran inservibles) y las aplica. Entonces surge una buena idea de un proyecto que podría generarle no sólo ganancias económicas, también hacer algo que realmente le gusta y que posiblemente no era ni parecido a lo que había hecho antes.


Esto mismo puede ser con una pareja tóxica, con un accidente, con la muerte de un ser querido, con un robo, etc. Todo pasa para algo.

Entonces, cuando te pase algo que en el momento piensas que es un gran problema, sólo deja que suceda, y espera un poco, respira, porque lo más seguro es que en algún momento, tarde o temprano te lleve a algo mejor. Recuerda que las cosas las vemos dependiendo de la actitud que tengamos hacia ellas y si te permites verlas desde una perspectiva positiva, por más triste, doloroso, fuerte, agobiante y sin sentido que te parezca, tiene algo bueno para ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario